jueves, 3 de enero de 2013

ANIMALES VELOCES DE LA CREACIÓN

LA VELOCIDAD desde hace mucho ha interesado a los humanos, y la rapidez de los animales es un tema frecuente de conversación. Y ciertamente son numerosos los veloces del mundo animal. Sin embargo, la rapidez entre los animales no es mera cuestión de gozo, sino que frecuentemente es asunto serio; muchos dependen de su velocidad para permanecer vivos.
Por ejemplo, considere al conejo, el cual depende de su velocidad para permanecer fuera de las garras del zorro. Entre los más rápidos está el conejo de cola blanca. Cuando deja atrás a un zorro, corre a una cómoda marcha de 56 kilómetros por hora o más. Su velocidad máxima es de 72 kilómetros por hora... ¡más rápido que un galgo, y tan rápido como un caballo de carrera con jinete!
Sin embargo, para una carrera veloz sobre una distancia corta ningún otro animal terrestre se iguala al guepardo, o leopardo cazador. Se dice que cuando este corredor aerodinámico corre para agarrar una comida alcanza 72 kilómetros por hora en dos segundos. “Los guepardos,” dice el naturalista Ivan Sanderson, “han sido cronometrados a más de 90 k.p.h.” Su velocidad máxima quizás sea 110 kilómetros por hora.
Para una carrera veloz de distancias más largas, pocos mamíferos grandes se igualan a las gacelas. Es tan rápida la gacela de Mongolia que se le ha observado correr a 90 kilómetros por casi un kilómetro. En la Santa Biblia se hace referencia a la notable velocidad de la gacela. Por ejemplo, se dice que ciertos hombres poderosos del rey David “eran como las gacelas sobre las montañas en cuanto a velocidad.”—
Probablemente el mamífero más veloz de la América del Norte es el antílope norteamericano. Este corredor puede precipitarse a 64 kilómetros por hora por varios kilómetros. Se calculó que un antílope norteamericano había corrido a 88 kilómetros por hora por una distancia de 800 metros. Un rasgo extraordinario de este corredor de la creación son los largos pelos blancos de sus ancas. Al correr, el antílope norteamericano puede levantar o bajar estos pelos rápidamente, despidiendo una señal brillante. Cuando despide su señal a pleno sol, se le puede ver a unos seis kilómetros de distancia. Evidentemente la señal advierte a otros antílopes del peligro de lobos o coyotes, y sirve como bandera de guía que siguen los cervatillos, tan velozmente como pueden.
Algunas veces los antílopes norteamericanos disfrutan de una carrera, especialmente cuando tienen el incentivo de un automóvil o tren que pasa. En los primeros días del oeste norteamericano, a estas veloces criaturas les gustaba competir con las locomotoras de vapor de esa época. De hecho, rebaños enteros corrían junto al tren por un trecho. Finalmente, en un esfuerzo supremo de velocidad, estos animales alípedos se adelantaban al tren y cruzaban enfrente de la resonante locomotora, ¡ondeando en señal de triunfo sus “banderas blancas” al maquinista!

Veloces del mar

Hay más dificultades para obtener rapidez en el agua, puesto que ésta ofrece más resistencia que el aire. De hecho, el agua tiene una densidad aproximada de 800 veces superior a la del aire y su viscosidad es unas cincuenta veces mayor. A pesar de esto, muchas criaturas marinas son nadadores veloces debido a su diseño.
El diseño aerodinámico y la piel suave de los delfines reduce al mínimo la fricción del agua. Estos pequeños mamíferos que se parecen a la ballena son nadadores veloces y esbeltos que pueden hacer vueltas bruscas y detenerse de súbito. Nadan moviendo sus colas y partes traseras de arriba a abajo, desplazando gran cantidad de agua. Evidentemente zumban a través del agua a unos 40 kilómetros por hora, pero se vio a un delfín zigzaguear delante de un barco que viajaba a 60 kilómetros por hora.
Tal vez los tiburones parezcan ser criaturas de movimientos lentos, por ejemplo, cuando andan en busca de un bocado para comer. Pero si surge la necesidad, en un repentino esfuerzo supremo de velocidad, el tiburón mako alcanza una velocidad máxima de 56 kilómetros por hora. Experimentos con un tiburón azul indicaron que podía, en un corto esfuerzo supremo de velocidad, llegar a 70 kilómetros por hora.
“Uno de los más perfectos contornos aerodinámicos que se conoce”... así se ha descrito el atún. Diseñado para viajar rápidamente, el esbelto cuerpo del atún se desliza a través del agua con un mínimo de esfuerzo. Evidentemente el atún puede viajar a unos 65 kilómetros por hora. ¡Y cómo les encanta viajar! Un atún de aleta azul fue marcado por los científicos en Cat Cay en las Bahamas. Lo pescaron cerca de Bergen, Noruega, 122 días más tarde... ¡a unos 8.500 kilómetros de distancia!
El pulpo si se ve acosado sale propulsado por un chorro que expulsa.
El pulpo, arrastrándose en el fondo del mar con sus tentáculos, por lo general no se considera como veloz. Pero si el pulpo se ve en peligro, huye impulsado por propulsión a chorro. Llenando su gruesa capa muscular con agua, este propulsor a chorro viviente expele el agua a través de un embudo movible que se puede dirigir en cualquier dirección. ¡Allá va! Dijo un pescador de perlas del Pacífico del Sur acerca del pulpo gigante: “Con un esfuerzo poderoso se puede disparar en reversa como un cohete, de 15 a 30 metros, casi más rápidamente de lo que los ojos lo pueden seguir. Es el salto de un tigre, el movimiento más rápido que he visto en el mundo marino.”
Como el pulpo, el calamar es un asombroso velocista del mar. Cuando los calamares quieren ir a alguna parte de prisa, sencillamente hacen como muchos humanos... van por propulsión a chorro. De hecho, la velocidad es la especialidad de estas criaturas de diez brazos, los cuales pueden alcanzar una longitud de dieciocho metros. A pesar de todos sus brazos, los calamares tienen una forma aerodinámica. El calamar es un cohete por excelencia que puede cambiar instantáneamente de dirección, impulsándose arriba y abajo, hacia adelante o atrás, siendo este último su modo de viajar usual.
Si un delfín ataca a un calamar, éste suelta una burbuja de tinta que se parece a un calamar para engañar al enemigo. Entonces el Sr. Calamar se cambia a un color neutral y se impulsa fuera del peligro. ¿Cuán rápidamente puede hacer esto un calamar? Dice el Dr. Gilbert L. Voss, una autoridad en calamares: “Nadie sabe realmente cuán rápidamente pueden nadar los calamares, debido a que sus movimientos son tan erráticos. Ciertamente están entre los animales más ligeros de los océanos. Algunos hasta se pueden disparar diez o doce metros fuera del agua, y planear sobre las olas por más de treinta metros. No es raro que aterricen sobre la cubierta de los barcos.” ¡No hay crisis de energía para los calamares impulsados por propulsión a chorro!
Muchas otras criaturas marinas también son velocistas espectaculares. Por ejemplo, se dice que la barracuda viaja a 48 kilómetros por hora; cierta variedad de pez espada volante es capaz de arranques de hasta 80 kilómetros por hora. Pero quizás el pez más rápido sea la aguja de mar, una variedad del pez espada. Según C. W. Coates y J. W. Atz, administrador y administrador auxiliar del Acuario de la Sociedad Zoológica de Nueva York, “la aguja de mar del Atlántico . . . solo se puede comparar a un torpedo cuando pasa como relámpago a través del agua, con todas sus aletas pegadas a su cuerpo. . . . El pez parece ser el punto máximo de la forma aerodinámica. . . . Se dice que logra la velocidad fenomenal de 96 kilómetros bajo el agua.” Según el Guinness Book of World Records, se citó una velocidad de 110 kilómetros por hora para una aguja de mar en Florida. ¡El pez más rápido del cual hay registro!

Pájaros que corren

Los norteamericanos le han dado un buen nombre al cuclillo de tierra, un pájaro de pico largo, patas largas y cola larga, lo llaman “correcaminos.” Este miembro de la familia del cuclillo prefiere correr sobre sus patas en vez de volar, aunque recurre a sus alas para cruzar un cañón. Sobre el terreno se mueve cómodamente a una velocidad de 24 a 32 kilómetros por hora, dando la impresión de ser incansable. A medida que corre puede saltar repentinamente en el aire uno o dos pasos para atrapar un bocado insectil. El “correcaminos” es tan veloz que al ser perseguido, más bien que recurrir a sus alas, se aleja corriendo del peligro. Un obstáculo en su camino no es un problema, porque, si aparece uno, el pájaro se desliza fácilmente a su alrededor impulsándose con la cola. Se informa que un auto persiguió a un correcaminos que pasó corriendo a una velocidad de 35 kilómetros por hora.
Otra ave corredora es el emú. Uno de estos pájaros grandes, perseguido por un automóvil, se las arregló para mantener una velocidad de 50 kilómetros por hora por 16 kilómetros.
Aunque el emú es rápido, por lo general se considera al avestruz como el pájaro más ligero sobre la tierra. Las alas de estos veloces alípedos, aunque son inútiles para volar, ayudan para aligerar el pesado cuerpo de los pájaros mientras corren, ¡permitiéndoles alcanzar una velocidad máxima de 64 kilómetros por hora! El Creador mismo del avestruz y de todos los velocistas de la tierra, mar y aire comentó acerca de la velocidad de ese pájaro cuando le dijo a Job que ‘bate sus alas en alto y se ríe del caballo y de su jinete.’—

Pájaros en vuelo

El colibrí es sobresaliente por la velocidad que desarrolla en un viaje corto. Se cree que vuela a la velocidad de 96 kilómetros por hora. Con frecuencia parece una flecha que surca el aire. En un momento revolotea sobre una flor, al momento siguiente sale disparado rumbo a la punta de un árbol alto. Los colibríes vuelan para arriba y para abajo, para alante y para atrás, siendo el único pájaro que verdaderamente puede volar para atrás. Hace esto por medio de cambiar el grado de inclinación variable de sus alas, tal como los helicópteros. ¡Este helicóptero viviente es una verdadera maravilla entre los veloces emplumados de la creación!
Pocas personas pondrían en duda las credenciales del águila como un volador rápido. La Biblia menciona la ligereza de las águilas varias veces. Por ejemplo, en una profecía acerca de la venida de los ejércitos babilonios y de sus caballos para castigar a la Jerusalén infiel, Habacuc 1:8 dice: “Vuelan como el águila que se apresura a comer algo.” Cuando se apresura para atrapar una comida, el águila real viaja tan rápidamente que, según dice una autoridad, “el sonido del aire gimiendo a través de sus plumas remeras se puede oír a gran distancia.” ¡Parece que se apresura a su comida a 193 kilómetros o más por hora!
Pero, ¿cuál es el pájaro más rápido de todos los veloces voladores? Las autoridades difieren. Algunos dicen que es el halcón peregrino (frecuentemente llamado el “halcón pato” en los Estados Unidos debido a su afición por las comidas de pato). Este pájaro, con un cuerpo poderoso, compacto y con largas y puntiagudas alas, obviamente ahorra su más grande manifestación de velocidad para la hora de comer. Un naturalista, que estudia a halcones hambrientos, informó: “Muchas veces he visto a uno, sobre mí, girar su pico hacia abajo, dar un poderoso aletazo de arremetida, entonces cerrar sus alas y caer a plomo hacia la tierra como una piedra arrojada.” Se cree que durante estas bajadas en picada el halcón alcanza 290 kilómetros por hora o más. Un halcón pasó rápidamente a un aeroplano en picada a más de 270 kilómetros por hora, informando el piloto que fue como si su avión “hubiera estado inmóvil.”
Otras personas mencionan al rabihorcado como el que quizás sea el más rápido. Este velocista de alas puntiagudas, magníficamente diseñado para volar, tiene una tremenda envergadura de un metro ochenta. Ha sido llamado “una máquina voladora . . . sin paralelo en la naturaleza.” Aunque para este pájaro se ha registrado una velocidad de vuelo de aproximadamente 160 kilómetros por hora, sin embargo, se cree que puede desarrollar velocidades mucho mayores. J. E. Capstickdale observó rabihorcados sobre su goleta, rumbo a una isla. Les midió el tiempo con un cronómetro, e informó que su velocidad era de unos 420 kilómetros por hora. Pero la mayoría de las autoridades ponen en duda esta velocidad. De cualquier modo, Capstickdale dijo:
“Puedo añadir que siempre he estado interesado en la velocidad de vuelo de los pájaros, y he visto al halcón pato norteamericano desarrollar velocidades enormes, pero puedo decir sin la menor vacilación que siempre he podido distinguir el punto en el cielo como un pájaro, mientras que cuando el rabihorcado entra en picada por su presa, pez o hijuelos de tortuga, hasta deja de ser un punto y se convierte en nada más que en un borrón apenas visible solo a ojos agudos y entrenados.”—Nature Parade, Frank W. Lane.
Algunos naturalistas creen que los pájaros llamados vencejos son realmente los más rápidos de todos. Estos velocistas con alas parecidas a sable vuelan todo el día sin parar, atrapando insectos en el aire. Por la noche, mientras el último destello del sol se esfuma del cielo, ciertas especies de vencejos americanos giran por encima de una chimenea sin usar y entonces se meten en ella girando, para pasar la noche colgando verticalmente dentro de la chimenea. ¡Algunos vencejos hasta pasan toda la noche en el aire!
Estos, pues, son pájaros que pasan prácticamente toda la vida sobre alas. Hasta capean tormentas y temporales que obligarían a otros pájaros a resguardarse. En la India, se cronómetro a cierta clase de vencejos en una ruta de tres kilómetros. ¡Las velocidades variaron entre 280 y 350 kilómetros por hora! “Este pájaro,” informa Guinness Book of World Records (edición de 1973), “es la más veloz de las criaturas vivas.”
Estos velocistas del cielo, mar y tierra están tan maravillosamente diseñados que el hombre ha copiado algunas de sus ingeniosas maneras para viajar más rápidamente. El diseño de los pájaros ha contribuido al diseño de las aeronaves. Aun para el disfrute de los deportes acuáticos, el hombre ha copiado a las ranas, focas y otros eficaces nadadores animales por medio de usar aletas de caucho. Pero el crédito y la alabanza por sus maravillosos diseños debe ir, no a los animales mismos, sino a Aquel que hizo a estos veloces de la creación.

Fuente g74 8/6

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